jueves, 8 de abril de 2021

Hablemos de medicina (I): El asterisco

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Laura, nerviosa, tamborileaba sus dedos sobre el brazo del sillón. El médico estaba tardando más de lo previsto. En la pantalla de la televisión sonaba la monocorde sonatina de los avisos, pero ninguno correspondía a sus iniciales. 

No sabía como todas aquellas personas con las que compartía la sala de espera, eso sí guardando la distancia de seguridad que la actual situación imponía, estaban, o al menos eso aparentaban, tan impertérritas, cada una haciendo solo caso a la pantalla de sus teléfonos móviles.

Total que se debatía entre el impulso por huir, aunque fuera hacer como el avestruz o tratar de controlar una pulsaciones que por momentos aumentaban. A saber como tendría la tensión. Estaba convencida de que le iba a pasar algo malo, además de lo que sus análisis, motivo que la había llevado hasta allí, ya presagiaban.

Por fin el monocorde sonido anticipó la aparición en la pantalla de las iniciales LRF. Las suyas. Ahora sí que las pulsaciones se dispararon, y el corazón latía en su pecho con el sonido de un tambor que todo el mundo de la sala seguro que oiría. Las manos le sudaban y las piernas le flaqueaban, a pesar de lo cual reunió fuerzas para levantarse como un resorte y abalanzarse hacia la anunciada consulta 22.

– Por fin, doctor. Creí que me iba a dar algo – exclamó, adoptando en la silla una posición de expectante defensa.

– Pero, bueno, Laura, ¿qué le pasa, por qué esa angustia?.

Ella sabía que aquel doctor era paciente, le explicaría todo de modo que pudiera entenderlo, y no le daría mayor importancia a que el sobre de los análisis lo hubiera abierto, presa de impaciencia. De todos modos, trató de intentar una excusa justificatoria.

– Ay, doctor…bueno, el sobre está así porque ya me lo dieron abierto.

Aquel doctor esbozó una sonrisa comprensiva y conciliadora cuando comentó:

– Laura, ya le dije muchas veces que esos análisis son suyo, que puede hacer con ellos lo que quiera. Qué no tiene por qué excusarse por abrirlos o hacer lo que estime más conveniente. Mi única misión es interpretárselos y explicarle lo que seguro que usted ya ha consultado en internet. ¿Por qué está usted tan nerviosa?. Y lo que es más importante, ¿como se encuentra usted?.

– Gracias, doctor. Sí, estoy muy nerviosa y desde que los vi no vivo, porque están llenos de asteriscos. Tengo que tener algo muy grave. Por Dios, dígame lo que sea – y le tendió los impresos con los resultados.

El doctor los cogió y adoptó en su sillón una actitud que mostrase ser lo más relajada posible. Fue leyendo en voz alta el nombre y cuantía de cada determinación analítica, al tiempo que ponía cara de aquiescencia, y periódicamente repetía ¨bien, bien, bien…¨

Al final miró a Laura y dijo sonriendo:

– Laura, estos análisis están estupendos – y en un tono que se entendiese que era de complicidad, añadió: ya los quisiera yo para mí.

– Entonces, doctor, ¿tantos asteriscos?.

– ¿Tantos asteriscos?. La glucosa normal para este laboratorio es de 118 mg/dl. Usted tiene 121. El colesterol total normal para este laboratorio es de 210, usted tiene 218. La TGO es normal hasta 42, usted tiene 47. Y así, más o menos el resto de parámetros. 

Y devolviéndoselos, siempre con una sonrisa, dijo:

– Laura, para mí estos son unos análisis totalmente normales. Le comenté varias veces que la biología no es una ciencia que se rija por la tabla de multiplicar, que los parámetros biológicos tienen un amplio rango de variabilidad dentro de la normalidad, y sobre todo, sobre todo, la analítica es un dato orientador más, pero no la verdad absoluta. Al paciente o a la persona que acude a la consulta hay que contemplarla en su totalidad, por eso lo primero que le pregunté es como se sentía usted. Aquí, y eso es lo más importante, estamos para tratar a personas no a asteriscos, y usted es mucho más que un asterisco.

<< Así que no se angustie y si no tiene ningún otro síntoma, no hace falta repetir ningún otro análisis hasta el chequeo preventivo del próximo año. Eso sí, siga con sus buenos hábitos de salud. Siga sin fumar, haga una alimentación ligera y equilibrada, y procure hacer ejercicio periódicamente. Y con ello conseguirá que su organismo mantenga su equilibrio, con asteriscos o sin ellos.

Cuando Laura se fue, el médico quedó pensando sobre que falta habría de poner asteriscos, negritas o subrayados en los volantes de los resultados. No encontró respuesta a su pregunta, así que llamó al siguiente paciente para continuar la consulta, no sin antes pensar que algún día habría que reflexionar también sobre los escáneres y las resonancias.

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