lunes, 29 de noviembre de 2021

El rey Midas

I

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Dimas Gordias gustaba de levantarse siempre antes del amanecer. Cómodamente sentado en una de las terrazas de su casa, la que daba al oriente, disfrutaba de esos momentos de silencio absoluto, previos al inicio del nacimiento del día. Silencio en el que la naturaleza parecía expectante ante el milagro de un nuevo comenzar.

Después una tenue luz ambarina rompe el negro de la noche, y las formas del horizonte comienzan a poder vislumbrarse.

El canto lejano de un gallo se une al suave murmullo de las olas dando entrada a la melodía del esperado nuevo día. Un punto rojo comienza a crecer hasta imponer la fuerza de la vida que se reitera.

Esos momentos los utiliza Dimas para reflexionar sobre su presente y preparar mentalmente la agenda del día, en el que seguro que también habrá que tomar decisiones que contribuyan a conformar el futuro inmediato y el más lejano.

Hoy Dimas se siente pletórico, lleno de fuerza y vitalidad. Quizás más que nunca está orgulloso de si mismo y de lo que ha conseguido. Ha creado un imperio empresarial, ha generado muchos puestos de trabajo y con ello el salario de muchas familias y asegurada por varias generaciones una estabilidad desahogada de la suya propia.

Y todo gracias a su esfuerzo y sacrificio personales, sin deber nada a nadie. Así lo ha reconocido esta noche pasada el presidente del Círculo Nacional de Empresarios en la jornada homenaje en que fue nombrado Empresario del Año, al mismo tiempo que alababa su audacia y su visión estratégica que, como dijo y todos aplaudieron, hacía que todo cuanto tocase se convirtiera en oro.

II

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Con ese ímpetu llegó a su despacho. Como siempre el primero de toda la plantilla. La mañana se sucedió con el vértigo habitual: repaso de los recortes de prensa previamente seleccionados por la eficiente Trini, su secretaria personal, luego lectura de la correspondencia y correos electrónicos y dictado de las contestaciones necesarias, atención a algunas llamadas de felicitación adecuadamente filtradas por Trini, reunión de equipo con los jefes de departamento, recepción de visitas señaladas, etc., etc.

Ya estaba entregado a este tráfago irreversible y habitual cuando sonó el teléfono privado, al que únicamente se accedía con la aquiescencia de la omnipresente Trini:

-Don Dimas, su hija. Dice que es importante.

-Gracias, Trini. Pásemela.

Dimas no se alteró. Belén, su única hija, la luz de sus ojos, era una persona seria y muy responsable, que sabía que podía recurrir a él siempre que lo estimase oportuno, porque lo haría solo por motivos de fuerza mayor, Nunca se permitiría distraerlo de lo importante, su trabajo.

-Dime, hija. Un placer oírte.

-Papá, estoy asustada. Marina se puso enferma, vinimos a Urgencias, y parece que la cosa es seria.

De pronto el universo de Dimas se conmocionó. La pequeña Marina era su única nieta, la otra joya de su vida, una niña juguetona, llena de alegría, que sentía auténtica pasión por su abuelo, y él por ella. La noticia le sentó como un directo de boxeo en plena cara.

-Pero, Marta, hija, qué es lo que pasa.

-No lo sé, papá, pero estoy muy asustada. No podrías venir?

-Por supuesto, ya sabes que vosotras y tu madre sois lo primero en mi vida. En diez minutos estoy ahí. Tranquila, que llego pronto y verás como todo se arreglará.

Al instante dio las órdenes oportunas:

-Trini, por favor, encargase de suspender toda mi agenda. Mi nieta está en Urgencias, y lo primero es lo primero. Qué tengan preparado el coche en cinco minutos. Si hay algo importante comuníqueselo a Emilio, ya sabe que usted y él tienen toda mi confianza para resolver imprevistos.

-Por supuesto, D. Dimas, así se hará todo, no se preocupe. Y que lo de la pequeña Marina no sea nada y se solucione satisfactoriamente -respondió ella.

-Gracias, Trini. Eso espero.

III

 

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Efectivamente no habían pasado diez minutos cuando Roberto, su eficaz conductor, estacionaba el coche en las proximidades del Área de Urgencias del Hospital Universitario, un orgullo de toda la región, y donde lo aguardaba su hija que al verlo se abrazó a él temblorosa y muy emocionada.

-Pero, hija, que pasó?

-No sé, Papá, estoy muy asustada. Esta mañana, y después de desayunar como siempre, me dijo que se sentía mareada. Me dio el tiempo justo para cogerla antes de que se cayese, pues si no se hubiera golpeado con el suelo. Perdió el conocimiento y estaba muy pálida, así que sin pensarlo pedí un taxi y vinimos para Urgencias. La ingresaron de inmediato y parece ser que le están haciendo pruebas, pero no sé  más, pues nada me dijeron aún.

-Pero, y como que perdió el conocimiento? Y lo recuperó?

-Sí, ya en el taxi lo recuperó, pero me dijo que estaba muy mareada y casada.

-Pero, había dormido bien?  Le sentó bien el desayuno? Estaba mal estos últimos días?

-No, Papá, todo estaba bien. Ya ves que ayer estuvimos en la cena de tu homenaje, y cuando llegamos a casa Antonia ya la había acostado, y dormía plácidamente. No me explico que pudo haber pasado. Tú la viste estos días y estaba alegre y juguetona como siempre -Papá, Papá, estoy muy asustada, qué podemos hacer?

-No te preocupes, hija, no hay que asustarse antes de tiempo, puede ser una lipotimia sin importancia. Ya verás como al final todo se arregla.

Dimas era un hombre muy influyente en la ciudad, además de amigo de realizar muchas acciones filantrópicas, por lo que tenía una agenda de contactos muy importante, en concreto también en el sector de la sanidad. Uno de esos contactos era el Jefe de Servicio de Urgencias. La empresa de Dimas había realizado múltiples aportaciones materiales a ese Servicio, especialmente con motivo de la última pandemia, con objeto de hacer algo más confortable la estancia y la espera de los usuarios, y las intensas jornadas laborales de los trabajadores, y por ello le estaban reconocidos y agradecidos.

Sin dudarlo buscó su número en la agenda de su teléfono, y lo marcó. Como esperaba obtuvo contestación casi inmediatamente.

-Buenos días, Luis. Qué tal estas? Sí, sí, bien, muchas gracias. Perdona que te moleste. Hace una media hora ingresaron a mi nieta Marina ahí, en tu Servicio, y la verdad es que su madre y yo estamos un poco asustados, sobre todo ante la falta de noticias. Podrías, por favor, enterarte de como va la cosa y decirnos algo? Te lo agradecería mucho.

-….

-Muchas gracias, Luis. Te reitero mi agradecimiento. Esperamos aquí, en la sala de espera.

Y dirigiéndose a su hija le comentó:

-Va a enterarse del caso. Es un buen amigo y una gran persona, siempre tuvimos muy buena relación. Dentro de unos minutos un celador vendrá a buscarnos para llevarnos a su despacho y nos informará. 

Efectivamente no había pasado diez minutos cuando un celador entró en la sala de espera y preguntó:

-Familiares de Marina Rodríguez Gordias, por favor?

Dimas y su hija se levantaron como un resorte y se dirigieron hacia él.

-Acompáñenme, por favor. El Dr. Arias quiere verlos.

Les acompañó a un despacho cercano, sencillo, pero amplio, luminoso y muy funcional.

Tras los saludos de cortesía el médico les explicó:

-Bueno, veréis, lo primero y más importante es que la niña está bien. Ya se ha recuperado del mareo, y en cama se encuentra confortable. Por cierto, es una niña muy agradable y educada, aunque la pobre dice estar muy cansada. De los estudios básicos propios de Urgencias podemos objetivar que tiene una anemia intensa y crónica. Las causas de esto pueden ser muchas y por lo tanto hay que realizar más estudios para determinar cual es la de Marina.

-Pero, como anemia, y crónica? -respondieron al unísono padre e hija.

Continuó Belén:

-Si Marina come muy bien, y además es muy juguetona, no podría tener anemia antes de ahora, habría tenido síntomas, se habría cansado, no es así, doctor?

-Bueno, mirad, las anemias son un mundo muy extenso. La relación entre el comer y la anemia es un mito popular que ahora prácticamente en nuestro medio no tiene influencia, y lo del cansancio, precisamente por ser crónica la anemia e ir desarrollándose lentamente, el organismo va poniendo en marcha mecanismos de adaptación que hacer que solo se muestren los síntomas cuando por alguna circunstancia desencadenante se supere determinado umbral. Así que médicamente es perfectamente entendible. Lo importante, insisto, es que la niña está bien, la estabilizaremos pasándolo unas transfusiones, con lo que se recuperará perfectamente, y luego queda encontrar la causa del proceso, por lo que la ingresaremos para hacerle los estudios pertinente.

<<No os asustéis,  todo está controlado, y es de esperar que todo evolucione satisfactoriamente , pero hasta no haber realizado los estudios citados, no podemos saber más.

La inquietud de Dimas iba en aumento:

-Ingresarla? Hay estricta necesidad de ello? Entonces, es más grave de lo que nos quieres tranquilizar -inquirió Dimas.

-No, Dimas, no te alarmes, de verdad que la niña no corre ningún peligro, y está perfectamente estabilizada, pero los estudios complementarios necesarios es mejor hacerlos observando de forma constante y directa la evolución del paciente. Por otra parte en nuestro hospital contamos con un Plan de Humanización de la Asistencia, sobre todo en las Áreas de Pediatría, con lo que para ella el ingreso no le va a suponer ningún estrés emocional. Te lo aseguro. Por si fuera poco, yo personalmente me comprometo a estar muy pendiente de la evolución.

-Te lo agradezco mucho, Luis, pero, y no te ofendas si por nuestra mutua confianza te hago esta pregunta: así las cosas no sería mejor llevarla a un centro especializado, no sé, Navarra, Madrid, Estados Unidos? Donde tú nos recomiendes, donde haga falta, sin reparar en medios materiales.

-Comprendo tu inquietud, Dimas, y por supuesto que no me ofendo. Yo también soy padre, y si Dios quiere algún día seré abuelo. Esa es una decisión que siempre sois libres de tomar, y yo os informaría con total sinceridad de las opciones que eligieseis, pero te puedo asegurar que aquí nuestros servicios de Pediatría y Hematología están  tan capacitados  como el hospital más puntero para tratar estos casos, y cuentan con todos los medios técnicos necesarios.

<<De todos modos, entiendo que en este momento estéis en estado de shock, que necesitáis asimilar la nueva situación, y que seguramente querréis hablarlo en familia. 

<<Por nuestra parte continuaremos con los estudios básicos y os mantendré informados en todo momento de la situación, lo mismo que hará quien  vaya a ser su médico, Ahora os llevaré a que veáis a la niña y podréis acompañarla al ingreso, así conocéis  el sitio donde va a estar, y os quedáis tranquilos al respecto. Unicamente os pido que con la niña actuéis con naturalidad y sin dar signos de ansiedad o miedo. Los niños son muy sensibles a estos aspectos.>>

 

IV

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Efectivamente pasaron unos días en que Martina se adaptó bien a su nueva situación mostrándose alegre y confiada. Estableció muy buena relación con la médica que diariamente la atendía, Adela Pérez, una residente de primer año, joven y espabilada, que además de la atención médica diaria pasaba largos ratos de charla con la niña en los que se contaban mil historias. Por otra parte Adela mantenía puntualmente informada a la familia de la evolución y resultados de los diversos estudios clínicos.

Pasada una semana el doctor Carlos Conde, jefe clínico del Área de Pediatría donde estaba ingresada Martina, convocó en su despacho a la familia. Lo acompañaban la Dra. Pérez y el Dr. Arias.

-Buenos días. Quiero comunicarles que ya tenemos una idea del proceso de la pequeña Martina, y me alegra decirles, en primer lugar, que las noticias son relativamente tranquilizadoras -expresó el Dr. Conde.

-Como que relativamente, Dr.? Eso me inquieta – comentó Belén alarmada.

-No te alteres, hija, deja que el Dr. nos explique -replicó Dimas.

-No se preocupe, es comprensible -expresó el Dr. Conde. Les explico: Martina tiene un tipo de anemia crónica, probablemente de origen genético, que le condujo a esta situación, porque su médula ósea es incapaz de fabricar el número suficiente de glóbulos rojos. Las buenas noticias a las que me refería son tres, a saber, primero, el grado de la enfermedad en Martina es muy leve, segundo, la anemia se puede controlar con tratamiento de mantenimiento con transfusiones siempre que las precise, y tercero, y quizás más importante, esta alteración tiene tratamiento definitivo en muy alto porcentaje con un transplante de médula. 

>>Por otra parte, actualmente Martina, que por cierto es una niña muy positiva y valiente, está totalmente compensada, y podrá irse para casa hoy o mañana haciendo vida normal, con el seguimiento y controles que les indicaremos. La Dra. Pérez les dará un informe completo y les aclarará cuantas dudas tengan al respecto.

En ese momento terció el Dr. Arias tratando de mostrar toda la cordialidad y tranquilidad en su tono de voz:

-Ya veréis como todo va a ir bien. Lo importante es que el problema está identificado y que tiene solución.

Las caras de Belén y de Dimas mostraban un estado de total estupefacción y alarma, y a continuación bombardearon a preguntas al Dr. Conde, sobre todo por la naturaleza grave o no de la enfermedad y  el posible trasplante de médula, preguntas a las que el Dr. contestó con un tono de voz persuasivo y esperanzador, mostrando en todo momento un alto nivel de empatía.

Al día siguiente Martina se despidió de su ya amiga Adela con un gran y prolongado abrazo, prometiéndose ambas volver a verse pronto, y se marchó para su casa donde continuó mostrando el carácter alegre y juguetón de siempre, sin que nada hiciera sospechar el más mínimo signo de enfermedad ni del susto pasado. 

 

V

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Aquella misma tarde Dimas, ejerciendo su papel de pater familias, decidió que había que pedir una segunda opinión antes de decidirse a seguir las indicaciones del Hospital Universitario Central. Así tras consultar diversas clasificaciones se decantó por el Hospital Clinic de Barcelona, cuyo Servicio de Hematología permanecía en primer lugar de las mismas durante varios años, y donde, por cierto, el Profesor Ciril Rozman realizó el primer trasplante alogénico de médula ósea en 1976.

Haciendo uso de su agenda no le fue difícil a Dimas concertar una cita con ese Servicio en breve espacio de tiempo.

Esta vez Martina protestó, no quería irse tan lejos, y además quería que la tratase la Dra. Pérez. A pesar de ello fueron al Clinic y tras una entrevista inicial, y unos pocos días de ingreso en la que le repitieron algunas de las pruebas, Martina estaba más descontenta porque echaba de menos su hospital. Al final el resultado fue el mismo diagnóstico y el mismo plan terapéutico que el ofrecido en el Hospital Universitario Central de su ciudad.

Aquel viaje desilusionó mucho a Belén, y Martina no dejaba de repetir que ya decía ella que mejor la tratase la Dra. Pérez.

El único que no cejaba en su empeño de encontrar soluciones mágicas era Dimas, así que tras preguntar, investigar y consultar en internet decidió que el mejor y más adecuado centro del mundo para tratar a Martina era la Mayo Clínic y que allí debían ir, como siempre que él tomaba una decisión, a la mayor brevedad posible.

Belén aceptó a regañadientes y a Martina la convenció diciéndole que irían al centro de la Clínica en Florida, y que después  a Disneyland. Por supuesto el viaje lo hicieron en Business Class, lo que para Martina fue más descansado y mucho más entretenido.

Por fin llegaron. Martina ingresó durante cuatro días en que le repitieron los mismos estudios que en su ciudad y en Barcelona y, oh milagro de la globalización!, el mismo diagnóstico y la misma propuesta de solución.

Acabada  la prometida excursión  a Disneyland, y ya en el viaje de vuelta, mientras Martina dormía, Belén afrontó a su padre:

-Bueno, papá -exclamó- supongo que ya te habrás convencido de que en nuestro hospital saben tanto como en cualquiera de los mejores sitios, así que volveremos allí, nos pondremos en manos del Dr. Conde y la Dra. Pérez, y dejaremos de marear a Martina. Y esta vez no voy a dejarte que me convenzas de otra cosa.

-Sí, hija, tienes razón, y cuando la tienes hay que dártela. Sabes que lo hice porque quiero lo mejor para Martina, pero ahora por muchas razones sé que habitualmente lo mejor lo tenemos muy cerca. Te prometo no inmiscuirme más.

 

VI

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Cuando le comentaron a Martina tales decisiones se puso muy contenta, y exclamó:

-Estoy segura que la Dra. Pérez me va a curar.

Al reencontrarse ambas se fundieron en un abrazo que a Martina le aportó más energía que cualquiera de las transfusiones.

-Bueno, pues manos a la obra -manifestó el Dr. Conde-, dado que los tres centros coincidimos en el diagnóstico y el tratamiento a seguir, cuanto antes comencemos mejor, puesto que aunque Martina responde bien a las transfusiones y su estado general es estupendo, es evidente que esa no es la solución definitiva y así no puede seguir indefinidamente.

>>Así que el primer paso es buscar el donante de la médula e ir preparando el transplante>>

-Doctor, parece que eso del transplante me infunde mucho respeto. Es peligroso? Va a sufrir mucho Martina? -exclamó Belén.

-La comprendo, Belén, usted ve las cosas desde su papel de madre y es natural que así sea. No la voy a engañar, es un proceso un largo, digamos 2-3 meses siendo realistas hasta ver los resultados, pero hoy en día tenemos los procedimientos muy controlados, y yo espero que no haya ningún problema. Además como le decía, el estado general de Martina en estos momentos es óptimo, por lo que también debemos aprovechar esta situación. Martina es una niña muy fuerte y muy valiente. Seguro que todo va a ir bien.

Dimas permanecía callado y pensativo, hasta que manifestó:

-Dr. Conde, en sus manos ponemos toda nuestra confianza, y he de ser yo quien diga esto al tiempo que le pido excusas si nuestra, fundamentalmente mía, actitud ha podido ofender o traslucir desconfianza. Y por supuesto, y por otras muchas razones, el primer voluntario a ser el donante he de ser yo.

-No se preocupe, Sr. Gordias, no tiene nada que explicar. Como le digo a su hija, los sentimientos  familiares siempre son comprendidos. Todos somos padres y abuelos. O sea que ahora todos jugamos en el mismo equipo, el de Martina, y seguro que vamos a ganar la competición.

Comenzó el proceso médico, y aquí saltó la primera y gran sorpresa. Por una parte Martina no tenía hermanos y por otra el estudio de  la compatibilidad de los familiares con Martina mostraba índices muy bajos por lo qué, pensando en la eficacia se desechó esta opción.

Esta primera dificultad que se podría convertir en decepción, y que algunos podían interpretar como un mal augurio fue vencida por el efecto que hicieron las palabras del Dr. Conde. La familia se unió como una piña, que era estimulada una vez más por la simpatía y el optimismo de Martina, y sostenida por la empatía y comprensión, que actuaban como bálsamo sicológico, de la Dra. Pérez y el Dr. Conde.

Ellos, a través del Banco de Sangre acudieron al Registro español y al europeo de donantes de médula  y sangre de cordón umbilical y en quince días tenían localizados tres donantes anónimos compatibles, dos en España y uno en Francia.

Puesto en marcha el proceso del tratamiento fueron unos meses muy duros. Martina fue sometida a fármacos muy enérgicos y tuvo que estar totalmente aislada cuatro semanas. Pero todo lo sobrellevaba con aceptación y alegría ejemplares. Belén, su madre, no se separó un minuto de su cama, y la dedicación y empatía de la Dra. Pérez fue un estímulo constante. Su abuelo se encargó de la intendencia externa facilitando todo tipo de trámites y enviándole a Martina mensajes que la hacían reír y romper el tedio de los días de aislamiento.  El carácter de Dimas parecía haber cambiado como por ensalmo. Era otro, cercano y cariñoso, y procurando ser amable y agradecido con todo el personal del Hospital.

Y por fin llegó el gran día. Los últimos análisis mostraron inequívocamente que el tratamiento había resultado exitoso, La médula de Martina funcionaba de forma autónoma fabricando la cantidad correcta de glóbulos rojos. Fue dada de alta y podía hacer vida normal. Unicamente debería hacer controles periódicos rutinarios pero que previsiblemente serían normales. En la despedida la emoción embargaba a todos, familia y personal sanitario, que habían quedado admirados de la ejemplar actitud de Martina.

 

VII

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Pasaban las semanas y en aquella familia reinaba una nueva alegría. Dimas continuaba levantándose aa su terraza antes del amanecer, e incluso ahora un poco primero, pues las emociones pasadas le mantenían en situación de cierta excitación continua.

Pero ahora los pensamientos eran muy otros. Ya no preparaba agendas ni reuniones de trabajo ni estrategias de ganancia de nuevos nichos de negocio. Pensaba que la vida le había querido enseñar algo importante y no debía desaprovechar la oportunidad. Las cosas importantes como la salud de los suyos o el tiempo que por su trabajo no había pasado con ellos si les hubiera llegado a suceder  algo malo no lo había podido comprar ni recuperar con dinero.

Pensaba también que había tenido que ser un hospital público, es decir de todos,  el que le había solucionado el problema, de forma generosa y gratuita, sin preguntarle si era pobre o rico, sin pedirle una tarjeta de crédito a la entrada. Y había sido una mujer, y una mujer joven, que sacrificaba sus horas de juventud a los pies de la cama de los pacientes y los libros, que posiblemente tendría un sueldo mensual con el que no podría cubrir ni una sola de las celebraciones con las que él agasajaba a su familia, la que había devuelto, sin preguntar nada más, la salud a su nieta, lo mismo que hacía con otros muchos niños.

Y sobre todo pensaba que la curación había radicado en la obtención de unas células que unos donantes de forma anónima y gratuita, sin esperar nada a cambio, ni tan siquiera un mínimo reconocimiento, habían cedido para aquellos prójimos que las necesitasen.

Evidentemente con cuanta gratuita generosidad se había encontrado, y todos esos logros, que hundían la raíz de sus orígenes en la solidaridad de unos seres humanos para con otros, no los habría podido comprar con todo el oro del mundo.

Todo eso tenía que tener un significado, tenía que implicar una actitud por su parte. Qué pena no haberse dado cuenta antes, pero a fe que en el futuro lucharía por echar hacia adelante esa actitud activa y cooperadora.

Y se sintió mucho más feliz al contemplar el milagro, gratuito y eterno, del nacimiento de un nuevo día.

 

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jueves, 14 de octubre de 2021

Los planos de la vida

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Amaneció muy temprano como cada día para Roberto Laplace. Desde sus tiempos de CEO en aquella multinacional financiera había adquirido la costumbre de levantarse antes de la salida del sol.

Le gustaba llegar muy temprano a su despacho, incluso cuando aún no había nadie en el edificio.

Echaba un vistazo de apenas unos segundos a la foto fija de los rascacielos del barrio financiero que ofrecía el amplio ventanal de su despacho, y después dándole la espalda se enfrascaba en la preparación de la agenda del día.

Le esperaban en una jornada de trabajo que no acabaría hasta avanzada la noche, sin dejarle tiempo más que para llegar a su casa y sumirse en un sueño que aunque no fuese reparador le permitiría recargar las pilas para el día siguiente.

La minuciosidad, el no escatimar horas al trabajo y una actitud que huía de todo sentimentalismo y que le hacía desconfiar siempre de las estrategias de sus competidores le habían llevado al éxito y al puesto que ocupaba. Sabía que muchos de sus adversarios, e incluso alguno de sus empleados, aseguraban que era frío y en ocasiones despiadado. Pero en fin, él no había diseñado las normas del mundo en el que se tenía que mover.

Sin embargo ahora todo era distinto. Había conocido el lujo de no tener prisa. Podía pasear por el borde de la playa durante todo el tiempo que quisiese, sentarse a disfrutar de la brisa y del sonido de las olas. Cuando escuchó en la radio de un bar aquella música de Debussy descubrió que la belleza podía estar en algo inmaterial, e incluso simplemente con ella sentirse feliz.

También había podido descubrir algo con lo que no contaba: el placer de la lectura. No sin cierta ironía se repetía que tanto placer y lujo se le acumulaban. Como quiera que fuese, desde que descubrió abandonado en un banco del paseo marítimo un ejemplar del Cántico espiritual lo tenía como un tesoro. Se pasaba las horas muertas sentando cara al mar leyendo y releyéndolo. Parecía que le hablaba directamente, que el autor lo había escrito pensando únicamente en él y en cada nueva relectura descubría aspectos en los que no había reparado anteriormente. No importa que solo tuviese ese libro, con él era suficiente.

Qué felicidad, que plenitud sentía!  Cómo no lo habría hecho durante su vida laboral?. Por qué había tardado tanto en descubrirlo?

El día declinaba, desde la playa la línea del horizonte iba haciéndose más nítida, y matices de azules y grises se iban alternando con rojizos que el sol en su ocaso iba modulando. Ah, la belleza gratuita de los colores del anochecer!

Llegaba la hora de retirarse, con paso relajado se dirigió al espacio del cajero automático donde pasaría la noche. Al llegar alisó los cartones que le servirían de lecho, y extendió la vieja manta a la que tanto cariño tenía y le serviría de abrigo (afortunadamente el clima de aquella ciudad levantina era muy benigno y no necesitaba mucho más). La mochila sería la almohada y al lado su precioso tesoro, el libro que tanta sabiduría le comunicaba.

Sabía que antes de dormirse, durante un breve espacio de tiempo inevitablemente los fantasmas de los recuerdos le asaltarían. Recordaría como llegó de forma tempestuosa una crisis económica totalmente imprevisible. Como la multinacional mostró sus pies de barro y tuvo que hacer una severa reestructuración que se llevó por delante al 80 % de la plantilla. Como su adjunto, en un momento de debilidad inexplicable por su parte, se las ingenió para hacerle responsable de todas las decisiones fallidas, y hacerse con su cargo. Recordaría también como tuvo que ir vendiendo todos sus bienes y sus ahorros se fueron consumiendo poco a poco hasta verse en la presente situación, sin hogar y teniendo que alimentarse en un comedor social.

Todos esos pensamientos se repetirían, pero él entonces se agarraba a esa capacidad de razonamiento que tantos éxitos le había dado, y los alejaría. De cualquier modo el pasado, pasado es y además no se puede dar marcha atrás. Ahora tenía lo que tenía, y con ello estaba más que satisfecho.

El día siguiente, si llegaba, sería un nuevo regalo del destino, volvería un nuevo amanecer, la belleza del sol y del mar volverían a estar ahí para él, de forma gratuita, y su preciado libro le seguiría regalando sabiduría y … soledad sonora.

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martes, 17 de agosto de 2021

Los libros (también) son para el verano

Llegadas estas fechas solemos pensar que es el momento de recuperar esas lecturas que van quedando pendientes a lo largo del año y que además servirán para proporcionarnos momentos de relajo en el ajetreado calendario de playa, piscina, chiringuitos, etc. Para ello los periódicos nos regalan listas con la indicación de los títulos más adecuados a nuestros gustos y características.

Quiero echar un cuarto a espadas en la cuestión, pero desde un punto de vista totalmente subjetivo, y sin la más mínima intención ni clasificatoria ni calificadora. Señalar previamente dos cuestiones: primero, soy lector de todo el año, por lo que en verano lo único que hago es continuar con los libros que tenga entre manos de atrás, y segundo, dado mi consustancial desorden en todos los aspectos de mi vida, no podía escaparse a él el hábito libresco, por lo que compaginar varios de ellos al mismo tiempo es lo habitual, sin ningún orden ni concierto ni por qué.

Qué manejo, pues, en estos momentos que me ayuden a soportar los rigores de la temperatura de esta bella ciudad de la costa levantina?.

Comentaba semanas atrás que llevado de mi admiración por los escritos de Rafael Narbona había llegado a una publicación de José Jiménez Lozano, El Mudejarillo, al que me atrevía a calificar como uno de los textos más bellos que últimamente había leído, y que además despertó mi interés por la vida de San Juan de la Cruz, al punto de hacerme realizar un viaje a Fontiveros, su cuna. Pero también lo señalaba como una biografía poetizada, por lo que me quedó el regusto de buscar alguna más históricamente canónica. Así llegué a otra estación que tampoco era exactamente la buscada, pero que por sus características compensaba detenerse en la misma.

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La noche enamorada es un texto de un autor, Pedro Miguel Lamet, prolífico y que aborda muy diversos géneros y formatos, lo que se traduce en el dominio de una prosa ágil, elegantemente elaborada y muy documentada, por todo ello de fácil y gratificante lectura.

En este caso la obra citada es una novela histórica referida a la biografía de San Juan de la Cruz. Podríamos decir que es más histórica que novela por cuanto la percha narrativa (así denominada por el autor) es muy liviana y un mero pretexto para asentar muy sólidamente las andanzas de San Juan así como los detalles de los diferentes medios sociales en los que transcurre su vida, y que constituye en definitiva el fuerte del libro. La historicidad y fuentes señaladas por el autor en su Apéndice al libro lo corroboran, y de ellas destaca el autor este otro librito titulado Vida de S. Juan de la Cruz, del Padre Crisógono de Jesús, de la Orden de Carmelitas Descalzos, que si pequeño en formato concentra muy acertadamente los datos objetivos conocidos con una bella prosa, ilustraciones de Francisco Zucchi, de 1748, y citas muy adecuadas.

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Para concluir, señalar que la asimetría señalada en nada menoscaba el interés y el disfrute que proporciona su lectura y los muchos motivos de reflexión que aporta.

En cuanto a complementos musicales, decir San Juan de la Cruz es decir Mompou y la Música callada que los une. La versión que más me gusta es la de Javier Perianes, que acierta perfectamente con la sensible delicadeza y hondura de ambos personajes.

En lo que a artes plásticas se refiere múltiples retratos se pueden encontrar, e incluso se puede invocar al famoso Cristo de Salvador Dalí, pero creo que nada representa mejor todo el significado y la personalidad de San Juan que ese pequeño dibujo realizado por él mismo, que aún se conserva en el convento de la Encarnación de Ávila, y que el Santo había regalado a la hermana Ana Mª de Jesús.

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Otro de los senderos veraniegos explorados fue el de los cuentos, e inexorablemente en este camino había de toparme con la magna obra de Dña. Emilia Pardo Bazán, y la inmensa fortuna de que se puede acceder a la totalidad de su excelente producción cuentista  completa en esta web.

Pero la cosa no quedó ahí. La generosa diosa Fortuna quiso que camino de esta bella ciudad de la costa levantina hiciese escala, como siempre que tengo la más mínima oportunidad, en Madrid, donde con motivo de la efeméride de su fallecimiento la Biblioteca Nacional celebra una excelente exposición que se glosa su vida, su personalidad y su obra, entre otros varios aspectos.

La citada exposición está magníficamente comisariada por Isabel Burdiel, Catedrática de Historia Contemporánea de la Universidad de Valencia, y que en 2019 publicó una biografía sobre Pardo Bazán que al decir de la crítica es la referencia obligada para el conocimiento de nuestra autora.

Pues bien, el catálogo de tal exposición, cuya portada es la imagen que figura más arriba, está también introducido por Isabel Burdiel, y junto a otros nueve especialista en diversas facetas, nos muestra una imagen poliédrica, con muchas caras desconocidas, luces y sombras, de una autora que fue bastante ignorada. Anecdóticamente citaré que repasando los ya muy viejos libros de aquel mi lejano bachiller, en la Antología Literaria Española Contemporánea, firmada nada menos que por Lázaro Carreter y Correa Calderón en el año 1964, que comienza con Bécquer y termina con Celaya, no se la menciona.

La exposición y el catálogo citado se suman al actual interés creciente por tan interesante autora, y nos la muestran, así se menciona en más de una ocasión, como una figura poliédrica, que se mueve con gran facilidad en la dicotomía, aspecto este que la autora nunca rehuía. En este sentido Ramón Villares, de la Universidad de Santiago de Compostela, como …con evidente perspicacia…establecía claramente las fronteras entre patria y tierra…lo que la llevaba a reflexionar como debía ser tratada España y que remedios se le podían aplicar en aquellos decisivos tiempos.

Otra de sus dicotomías, en la que hubo de navegar con gran complejidad y detalle de circunstancias, fue entre razón y fe, ella que tan reiteradamente confesó su profesión de fe católica. Recuerda la actitud unamuniana, pero sin el carácter trágico de este, sino abordándolo con gran coraje, y en muchas ocasiones hasta con humor. Este aspecto, en unos tiempos de una religiosidad basada en la ortodoxia, es abordado con gran detalle, y pienso que también con gran acierto, por María Cruz Romero Mateo, de la Universidad de Valencia. También aquí se ponen de manifiesto dos conceptos que podían ser transversales en la actitud intelectual de Pardo Bazán: su modernidad y su independencia, lo que ejercitados en terreno tan delicado nos dan como resultado otro de sus valores: su valentía. Dignos de mención en este sentido sus análisis sobre el feminismo y la Iglesia, también señalados en este capítulo del catálogo.

Todo ello, no cabe duda, la hizo un personaje incómodo no solo durante su tiempo, recuérdese la gran polémica intelectual que se generó con su intento de acceso a la Real Academia, sino también tras su muerte, hasta el punto de estar oculta, como otros muchos intelectuales, por un régimen, el franquista, para quien estas ansias de cultura y libertad se hacían indigeribles. Y en el caso de Pardo Bazán con la trágica ironía de la usurpación de un lugar, las Torres de Meirás, que ella había construido como expresión y a medida de su personalidad.

Pero Pardo Bazán nunca se daba por rendida en su lucha por la modernidad, pues ella decía, como bien recuerda Isabel Burdiel, que Vivir es tener opiniones, deberes, aspiraciones, ideas. No pensar por decreto.

En definitiva, el descubrimiento de una gran exposición que quien no pueda disfrutarla in situ sí puede hacerlo a través de la página web y del catálogo reseñados.

El complemento musical de Dña. Emilia me sugiere a Stranvinsky. Espíritu libre, innovador y atrevido, en ocasiones hasta el escándalo, en constante búsqueda de la modernidad. Su disonancia polifónica, sobre todo en su Consagración de la Primavera remeda de algún modo la disonancia social en la que se movió Pardo Bazán.

En laa exposición abundan pinturas de excelente factura, y firmados por prestigiosos artistas, como La coronación de Quintana, de López Piquer, perteneciente al Prado, un retrato de Gómez de Avellaneda, de Federico de Madrazo, perteneciente al Lázaro Galdiano, o un Retrato de Amalia de la Rúa, de Joaquín Sorolla, por citar solo algunos de los muchos. Pero a mí me llamó especialmente la atención la abundante, y buena, obra de Joaquín Vaamonde Cornide, autor a quien no conocía, y del que reproduzco una semblanza recogida de internet, del que, como se ve en dicha semblanza, cuelgan dos obras en el Museo del Prado. De las varias obras a la autora dedicadas me atrajo especialmente la titulada Emilia Pardo Bazán no Ateneo de Madrid (1897) no solo por sus características pictóricas sino por el mensaje transmitido, actitud de Dña. Emilia incluida.

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Como final de este apartado, señalar que muy interesantes actos complementarios a la exposición pueden seguirse a través del canal de la Biblioteca Nacional en YouTube.

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Pero sin duda el gran descubrimiento de estos días de asueto en esta bella ciudad de la costa levantina es este de Ana María Bascary sobre la represión y la resistencia femeninas en la posguerra inmediata en Villarobledo, provincia de Albacete.

En este caso, a diferencia de los dos anteriormente reseñados, no lo será por la belleza de su prosa, pues primero no es el objetivo del libro, y segundo, el horror que tal prosa señala impide toda degustación estética.

La importancia radica en el riguroso y documentadísimo trabajo de investigación, y sobre manera en colaborar en mantener la memoria de la dignidad y el sacrificio de unas personas tan injusta y vilmente tratadas. Decía no sé quien que los humanos no nos morimos mientras no dejemos de estar en la memoria de nuestros seres queridos, y por ello la ovetense Julia Conesa suplicaba …que mi nombre no se borre en la historia…

No se trata de reabrir heridas ya cicatrizadas ni de atizar estériles odios, se trata, como decía D. Gregorio Marañón con otro motivo, de demostrar que la dignidad humana existe, y de hacer justicia a esa dignidad. Tapar la historia con …la pesada losa del silencio…solo conduce a la demencia social.

Obviamente como complemento pictórico cuando se trata de explicitar los horrores de las guerras la referencia inexcusable es Goya (aunque por desgracia no faltarían otras muchas alternativas). Y en este caso escojo su serie de grabados Desastres de la guerra.

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En cuanto a música, muchos fueron también los  que tuvieron que sufrir las represalias del franquismo (Rosa García Ascot, Ernesto Halftter, Rodolfo Halffter, Julián Bautista, Salvador Bacarisse, Gustavo Pittaluga, Fernando Remacha y Juan José Mantecón, los integrantes del Grupo de los Ocho, por citar algunos), que como con tantos otros artistas el régimen se ocupó de que fueran ignorados en nuestro país, a pesar de que estaban recibiendo el reconocimiento en el resto del mundo. En esta ocasión escogemos a Roberto Gerhard , y en concreto su cantata La peste , por su paralelismo con la situación descrita en el libro.

Y, en fin, en esta injustificada manía de reivindicar el desorden, incluso en la lectura, en la que uno anda de flor en flor, siempre se tiene un fondo de armario al que se vuelve para deleite de su lectura, como  ha de hacerse con los clásicos. En este sentido, en la actualidad tengo Los Episodios Nacionales, de D. Benito Pérez Galdós, y El infinito en un junco, de Irene Vallejo. Sin palabras.

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