jueves, 7 de enero de 2010

2010, AÑO SANTO COMPOSTELANO


Este año que comienza se considera Año Santo Compostelano por coincidir en domingo la celebración de Santiago Apóstol, el día 25 de julio.

Hace no mucho tiempo, José Luis Argüelles, en el diario La Nueva España y a propósito de un interesante libro del que otro día escribiré, citaba a Fulcanelli (también interesante personaje a seguir) cuando hablaba de las catedrales góticas, y de ellas decía algo que se puede aplicar también al Camino de Santiago: …Santuario de la Tradición, de la Ciencia y del Arte, no debe ser contemplado como una obra únicamente dedicada a la gloria del cristianismo, sino más bien como una vasta concreción de ideas, de tendencia y de fe populares, como un todo perfecto al que podemos acudir sin temor cuando tratamos de conocer el pensamiento de nuestros antepasados, en todos los terrenos: religioso, laico, filosófico o social…

Desde que a comienzos del siglo IX, bajo el reinado de Alfonso II el Casto, se descubriera la tumba del Apóstol Santiago, millones de personas desde todos los puntos del mundo peregrinaron hasta ella por muy diversos motivos.

Hay que intentar situarse en las circunstancias de aquellas épocas, y en la mentalidad de sus habitantes para comprender las palabras de D. Gabino Díaz Merchán, Arzobispo Emérito de Oviedo, en el prólogo a un bello libro titulado Asturias en el Camino de Santiago, y del que son autores Luis Antonio Alias y Luis Montoto. Dice D. Gabino entre otras cosas: …el Camino de Santiago representó para Europa un nexo religioso y cultural. La corriente de peregrinos fomentó el intercambio de los cristianos en Europa por encima de las peculiaridades de tantos pueblos, leguas y modos de ser de las gentes de nuestro continente…caminar a su Sepulcro era profundizar y consolidar más la barrera que aseguraba a los pueblos cristianos la salvaguardia de su propia identidad…

Por ello no es extraño que fuera el propio Carlomagno el que otorgara su beneplácito al impulso a esta peregrinación y que con el correr de los siglos recibiera el título honorífico de Calle Mayor de Europa.

Para quien quiera conocer, reflexionar o hasta viajar de algún modo este eje vertebrador de europeismo, le recomiendo el bello libro cuya portada reproduzco en la ilustración adjunto. Con el título de Santiago. La Europa del peregrinaje, y editado por Paolo Caucci Von Saucken, desarrolla un completísimo prólogo en el que se reflexiona sobre las raíces y formas de la peregrinación compostelana, y expone detalladamente todas las rutas o caminos a través de toda Europa, profusamente ilustrado con bellísimas fotografías del mucho arte que en los caminos se generó.

¡A disfrutarlo!, que es otra forma de peregrinar por la vida.