martes, 30 de marzo de 2021

ISÓSCELES

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Cuando el geómetra sapientísimo llegó, él ya estaba allí. Enhiesto. Con los pies, a modo de base, apoyados con firmeza en el suelo. Su altura orgullosamente erguida, como tratando de conducirnos a las estrellas.

– Perdóneme, suelo ser puntual, pero cuando uno se mete en el mundo de los humanos el tráfico de las ciudades es francamente insoportable. Recuerda al mismísimo Infierno del Dante.

– No se preocupe. Soy isócrono – respondió.

Era una mañana en la que ya se olía la primavera. Un sol tibio acariciaba, sin llegar a calentar, pero a la sombra una brisecilla inicialmente agradable acababa dejándote frío.

– ¿Donde quiere sentarse? – inquirió amablemente el geómetra. ¿Sol o sombra?.

– Tampoco se preocupe. Soy isotermo – volvió a responder.

– Como prefiera. Y, ¿donde nos sentamos?. ¿En ese banquillo o sobre la hierba?.

Al pié de un viejo olmo, quizá hendido por un rayo, había un banco de piedra. Seguro que también de piedra era la cabecera. Y sosegándolo todo se ofrecía un mullido césped, repleto de esa humildes margaritas.

– Escoja usted. Yo soy isomorfo.

El geómetra sapientísimo exhaló un hondo suspiro de alivio y satisfacción al tiempo que exclamó:

– Por fin ahora lo comprendo a usted, y así podremos seguir nuestra conversación: Usted es isósceles!!!.

Y continuaron charlando y charlando y charlando hasta que los poliedros se tornaron irregulares.

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martes, 23 de marzo de 2021

Ubi es, Escuela Municipal de Salud

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Hace muy pocos días tuvo lugar la actividad final del ciclo de charlas on-line que organizaba la Red de Bibliotecas Públicas Municipales de Oviedo, ciclo denominado Mujeres y Bibliotecas. La charla llevaba por título Tecnologías reprogenéticas y género, y fue impartida por Inmaculada de Melo, profesora de Ciencias de Salud Poblacional y Ética Medica en el Weill Cornell Medical College de Nueva York. Lujo de ponente y lujo de charla, en la que abordó con una claridad expositiva meridiana un tema de gran actualidad y complejidad.

Al propio tiempo se aprovechaba la circunstancia para rendir un sentido y afectivo homenaje a José Luis Peralta Álvarez, responsable de la Escuela Municipal de Salud en los últimos años, a la que la situó sin duda en lugares de excelencia. Desgraciadamente falleció antes de poder comenzar a disfrutar de una más que merecida jubilación. Peralta, así lo llamábamos todos los que lo queríamos, fue un servidor público ejemplar y aún mejor persona. Su recuerdo será un acicate para todos los que tuvimos la fortuna de conocerlo.

Pues bien, me atrevo a señalar que tanto los ciclos de la Red de Bibliotecas como de la Escuela Municipal de Salud, como de casi todas las ideas importantes de la actividad municipal salen adelante gracias al tesón y el empeño de unos funcionarios (servidores públicos) que se mueven por su vocación y convicción de servicio, y la mayoría de las veces a pesar de la actitud de los concejales que debían ser sus responsables. Dura afirmación, lo sé, pero sería interesante, y tristísimo, entrar en detalles al respecto. Como muestra baste un mínimo ejemplo. En el acto señalado, por supuesto profusamente anunciado en los medios clásicos y en los nuevos, tanto por su interesante contenido como por su humanísima intención, no estuvieron presentes ni los concejales de los ramos pertinentes ni ninguna otra representación municipal. Seguro que estarían ocupadisimos en algún referente emblemático.

Para valorar la trascendencia que tuvo la actividad de la Escuela Municipal de Salud no hay más que mirar las Memorias Municipales (son públicas), y allí se podrá comprobar el gran número de actividades organizadas, el interés de sus temas, y la grande y continuada asistencia de público.

Observemos ahora el presente, difícil y duro por cierto. La pandemia alteró todas nuestras vida y el funcionamiento de nuestras comunidades hasta niveles de tragedia. No debemos olvidar ni a uno de los cientos de miles de muertos ni de los que quedan con secuelas graves. Y al propio tiempo nos planteó, y nos sigue planteando y nos planteará quizás para siempre, cuestiones radicales. Son muchas las cuestiones que están pendientes de resolver. Algunas de ellas son: Como saldremos de la pandemia?, mejores?, peores?. habremos aprendido algo?.

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Estábamos muy orgullosos, quizá excesivamente orgullosos, de nuestro sistema de salud. Decíamos, yo el primero que lo decía, que era uno de los mejores, sino el mejor, sistemas sanitarios del mundo. La dura realidad demostró que no era así, el rey estaba desnudo, nuestro sistema sanitario tenía muchas debilidades, y además se movía dentro de otro sistema aún mayor, el económico-social, muy débil, con una economía pobre y muy poco industrializada, dependiendo excesivamente de sectores muy volátiles, como el turismo y el ocio. Así que cuando el sistema sanitario tuvo que hacer frente a un fuerte estrés, puso de manifiesto esas debilidades. Faltaba personal y faltaban equipamientos (respiradores, equipo de protección, etc.) y no tenía capacidad de maniobra para producirlos ni para adquirirlos.

Pero además, dentro de este sistema con pies de barro, el hermano pobre de la familia era, y sigue siendo, la salud pública. Mientras a los servicios médico-asistenciales se dedica la inmensa mayor parte del presupuesto sectorial, para la salud pública (educación, promoción, prevención, vigilancia) solo se dedican exiguas migajas, que hace que los equipos sean mínimos en personas y con dotaciones irrisorias. Y eso pasa a los tres niveles administrativos en que está conformada nuestra organización social, a saber, estatal central, autonómico y local municipal.

Y dentro de este más que preocupante escenario, el caso del Ayuntamiento de Oviedo es de un desastre total. Sí, se que vuelven a ser muy duras estas manifestaciones, pero podríamos volver a discutirlo con toda la serenidad necesaria, y con los datos sobre la mesa.

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Siempre hubo un desinterés total en lo que se refiere a la sanidad municipal, de tal modo que se fueron desmantelando progresivamente los servicios correspondientes, no ya sin intentar adecuarse a las necesidades reales sino tan solo reemplazar las jubilaciones o desaparición de plazas hasta que en el momento presente no hay ni un solo funcionario municipal que tenga por misión los temas de sanidad municipal. 

En medio de este desolador panorama donde los funcionarios anteriores luchaban contra la desidia, cuando no contra el decidido boicot por parte de los concejales de turno, hubo una tímida lucecita de esperanza cuando Peralta, gracias al apoyo convencido de la concejal Mercedes González, cogió las riendas de la Escuela de Salud y realizó una titánica y exitosa tarea con ella en materia de Educación para la Salud y Prevención de la Enfermedad, con una gran acogida por parte de la ciudadanía, mostrada por la asistencia masiva a las actividades. Ojo, no nos engañemos, también en este caso la actitud de Mercedes era una actitud fundada en el convencimiento y compromiso personal, pues también contó con la incomprensión e incluso crítica del grupo político al que estaba adscrita. Qué nadie se irrogue méritos que en absoluto le corresponden.

Qué bien nos vendrían, ahora que incluso se afirma que las decisiones se toman con poco criterio, los técnicos formados e independientes, pues eso es un funcionario, para que nos ayudasen a buscar los caminos más convenientes a seguir en medio de este tsunami sanitario-social!. Pero, como decía antes, ahora no hay ninguno porque nadie se preocupó de que los hubiera.

O quizás será que quienes tal defendemos estemos equivocados y el nivel municipal no pinta nada en esto de la Salud Pública?. Parece que no es así, puesto que desde hace años, muchos años, funciona una denominada Red Española de Ciudades Saludables, de la que Oviedo forma parte prácticamente desde que su constitución, ahora en calidad de socio vergonzante por su desinterés e inacción, y que aglutina e intercomunica todo el gran número de experiencias que en este campo se están llevando a cabo en España. Para encontrar inspiración y aprender de los demás, en esta Red, a parte de tener el interés y la humildad necesarios, no hay que ir muy lejos. En Asturias tenemos las experiencias de los ayuntamientos de Tineo, San Martín del Rey Aurelio, Taramundi o Gijón.

Como noticia diré que el Ayuntamiento de Murcia, por razones que no vienen al caso detallar, está organizando un acto de reflexión sobre el pasado, presente y futuro de la sanidad municipal. Loable idea de la que estaremos pendientes y volveremos a ella.

Entre tanto, vamos a permitir que una actividad tan trascendente y de tanto éxito demostrado, y sobre todo tan necesaria en estos momentos, como la Educación para la Salud, a través de la Escuela Municipal de Salud, caiga en el saco roto del olvido, simplemente porque los llamados representantes (?) municipales no la incluyan entre sus referentes emblemáticos?.

Ah!, que esto no influye en la reapertura de los bares, incluso a veces se hacen controles sanitarios que molestan!. Es verdad, no me daba cuenta!.

Peralta, Mercedes, que grandes vasallos si hubieseis tenido buenos señores!. De cualquier modo vuestro esfuerzo no fue en vano, dejáis un gran ejemplo para algunos!. 

Podremos esperar alguna sorpresa positiva?

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jueves, 18 de marzo de 2021

Referentes emblemáticos, no, por favor.


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Quienes pretenden convertirse en nuestros pastores, séanlo laicos, religiosos o mediopensionistas, necesitan que nos comportemos como rebaño, incluso inmunológicamente. Necesitan que seamos como ovejas a las que se puede trasquilar, para luego vender la lana, y enriquecerse con dicha venta.

Y para reunir y conducir al rebaño precisan una amplia gama de silbos que las ovejas reconozcan y sigan. Todo ha de ser sostenible, debemos creer en las ventajas de lo transversal, determinados grupos de ovejas deben ser empoderadas y así sucesoriamente. Todo ello hilvanado sin ningún rigor, en frases muy largas pronunciadas con mucho énfasis, de las que es muy difícil, por no decir imposible, extraer ningún sentido concreto. En ocasiones incluso parece por su tono que están abroncando al rebaño, que es quien, por supuesto, acaba siendo el único culpable de todos los males que le suceden.

No espere poder repreguntarles ni rebatirles. Le contestarán con idéntica frase recientemente recitada según el argumentario enviado desde el vértice de su organización, y que sirve lo mismo para explicar la navegación a vela que la alimentación de los himinópteros. Eso sí, con una cara de circunstancias con la que pretenden expresarnos, como si nos lo fuéramos a creer, la gravedad de su alta responsabilidad.

En fin, topicazo vacío tras topicazo vacío.

Pues bien, en mi entorno determinados grupos de estos pastorcillos o pastorcetes, casualmente pertenecientes a una misma determinada afiliación, a la que no quiero señalar para no meterme en un jardín y porque además es verdad que el resto hacen lo mismo, suelen funcionar por ocurrencias, y cuando se les ocurre alguna de estas chorradas, cual pueda ser pintar carriles-bici incluso en calles donde ya difícilmente caben dos personas gruesas, o que van a acabar frente a una farola, y que a los pocos días acabaran borrando por su ineficacia y hasta su peligro, como es un carril-bici, eso nos convertirá en unreferente mundial de la circulación sostenible y ecológica. Eso sí, cuando después borran dichos referentes nunca nos cuentan cuantos nos han costado, sí a nosotros, ambas bromitas, pintar y luego borrar.

Si se trata de unificar cuatro toldos, esa acción convertirá a nuestro mercadillo, que lo tenemos como cualquier pueblo de nuestro país, en un eje comercial emblemático, referente mundial de economía transversal y sostenible. Evidentemente a los seis meses algunos toldos se destiñeron y algún otro se deshilachó, pero que importa eso!. Ya conseguimos el titular en la hoja volandera local, con foto del pastor o la pastorcilla, que seguirán recogiendo lana y haciendo con ella lo que estimen mejor para sus intereses, eso sí sin que ningún guarda forestal vea indicios de nada inadecuado. 

Se engolarán para decir a quien quiera escucharlos que trabajan sin desmayo, con ahínco y determinación por el pueblo de …, y que nunca renunciarán a perder su dignidad por un puñado de votos o por un sustancioso incremento de lo recaudado con la lana. Bueno a lo que no renuncian es a perder… Perdón que vuelvo a meterme en el jardín.

Miren, estoy harto!. Me aburren sus tópicos y sus discursos vacíos. Me alteran la digestión. Así que déjenme en paz, por favor. Silbos por silbos, prefiero los gomeros. Hay más tranquilidad en esa zona.

miércoles, 3 de marzo de 2021

Prudencio y Marina


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Goya: El Invierno o La Nevada.- Museo del Prado

Prudencio era un hombrecillo más bien pequeñito, con mirada huidiza y muy torpe desaliño indumentario. Sus facciones resecas y cuarteadas denotaban una vida habitualmente al aire libre, y sus manos rudas y descuidadas hablaban de alguien que tiene que ganarse la vida arañando literalmente la tierra.

Porque Prudencio vivía de vender arena para limpiar las “chapas” de las cocinas. Eran unos tiempos en que todavía no se usaban con pedantería palabras como economía circular, ecosistemas o materiales sostenibles, pero que se practicaban los conceptos con mayor sinceridad. Las cocinas de carbón o de leña tenían una superficie o encimera que se denominaba “chapa”y las mujeres mostraban su orgullo de hacendosas amas de casa manteniendo, entre otras cosas, una espectacular brillantez de dichas chapas. Para ello el mejor sistema era frotarlas con arena, material sostenible y reciclable. Con su venta se ganaba Prudencio su sustento.

Cuando la primavera aparecía, haciendo los días más largos y luminosos, y vistiendo de colores los árboles y los campos del camino, al tiempo que permitía el acceso al pueblo, aparecía Prudencio, con su rocín, su fiel compañero sin nombre, cargado de sacos de arena, y permanecía distribuyendo su útil mercancía hasta que la acababa. Después desaparecía tan sigilosamente como había llegado, y nadie volvía a saber de él hasta la próxima primavera.

Aquel invierno fue especialmente duro y prolongado. Los caminos y los puertos de montaña quedaron totalmente cerrados por cantidades de nieve que ni los más viejos del lugar recordaban haber visto. Es más, se prolongó también sin deshacerse durante gran parte de la primavera. Pasada esta Prudencio no había llegado, faltando por primera vez a una cita tan inexorable como la rotación de las estaciones.

En aquellos tiempos en que no había televisión ni conexión a internet y que los únicos entretenimientos de los pobres eran fabricar leyendas a la luz de la lumbre e hijos cuando esta se apagaba, el pueblo dio en dictaminar que a Prudencio se lo habían comido los lobos, que entonces no eran especie protegida. 

Gran consternación recorrió el pueblo, así que cuando a la primavera siguiente se oyó una voz que anunciaba ¡Qué viene Prudencio!, la dicha consternación trocose en alegre algarabía. Las buenas gentes salieron a la plaza, y hasta el Sr. Cura, Sr. Alcalde y el Cabo de la Guardia Civil quisieron hacer acto de presencia, otorgando oficialidad al espontáneo bullicio popular. En volandas, entre abrazos y palmadas en la espalda lo condujeron hasta el único bar-tienda del pueblo (entonces no había centros sociales ni casas de la cultura), y allí corrieron las botellas de sidra y vino y las fuentes de embutidos. ¿Quien pagaría al final?

Quizás la única persona del pueblo que no participó en el acontecimiento fue Marina. Ella era una mujer recia, de poco hablar y cuando lo hacía era solo con palabras escuetas y sentenciadoras. La vida le había dado cinco hijas, que aún eran muy pequeñas, y la guerra le había quitado a su marido y a sus padres. Así que viuda y huérfana bastante tenía con conseguir el sustento elemental para sus hijas, que nadie regala nada, y dejarse de zarandajas sin motivo.

Acabados los festines, y ya cada mochuelo en su olivo, preguntaron a Prudencia que haría a continuación, y eso fue lo que manifestó:

– Voy a regalar la arena gratis a todo el pueblo, y luego marcharme. Eso sí, menos a Marina la de don Alfonso, porque no me vino a felicitar cuando me comieron los lobos.

Así fue como lo oí relatar, a la luz de la lumbre, en la casa de mi abuela.