sábado, 23 de julio de 2022

Un mes, un libro (VII): El Gatopardo

Versión 2

Me pides que, teniendo en cuenta nuestra afinidad en gustos literarios, te sugiera algunos títulos para tu merecido descanso estival. Pues bien, considerando nuestra también coincidencia con la máxima horaciana de enseñar deleitando comienzo por una obra que creo cumple sobradamente dicho propósito. Me refiero a la única novela de Giusseppe di Lampedusa, la titulada El Gatopardo. Y digo lo de enseñar pues se trata de una obra que contiene múltiples capas o niveles diferentes de lectura de los que podemos obtener variados valiosos aprendizajes.

El autor crea un alter ego, o mejor diríamos un alter nos, con cuya descripción de sus personalidades e interrelaciones va formando, como muy bien señala Jorge Reverte en su bella obra Suite Italiana, <<un retablo políptico de ocho escenas>> que le permite reflexionar sobre la naturaleza del alma humana, las transformaciones sociales y sus interrelaciones.

La acción se sitúa entre 1860 y 1910, alrededor de los hechos acaecidos en Italia con motivo del desembarco de Garibaldi en Sicilia y posteriores acontecimientos del Risorgimento o unificación italiana. Es en este marco donde el autor comenta la cotidianidad de una familia de la nobleza, los Salina, y todo el contexto social que los rodea, así como las interrelaciones que se establecen entre ella y las clases populares a través del noviazgo de Tancredi Falconeri, sobrino del príncipe paterfamilias, y Angélica, hija de don Calogero Sedàra, prestamista y usurero burgués de origen humilde, que se enriquece con el engaño y la política (¿o es lo mismo?).

Versión 2

El texto está escrito entre 1954 y 1957, cuando ya las vanguardias están más que plenamente consolidadas y se lleva entre los intelectuales y artistas un marcado compromiso social. Sin embargo el estilo de nuestra obra está ajustado al realismo decimonónico con preocupación por la realidad de cada día, en una descripción que bien podrían haber hecho nuestros Pérez Galdós o Clarín, eso sí, salvando las idiosincrasias que la evidencia geográfica condiciona, que en la novela se convierte en un personaje más. Además también lo recorre un cierto tardorromanticismo que incide en el desarrollo de los sentimientos y las emociones, al punto que Peter Robb, en su premiado libro Medianoche en Sicilia, afirma que <<El Gatopardo parece una novela. Siempre se ha tomado por una novela, pero en realidad es una gran meditación barroca sobre la muerte>>.

El autor relata, como decíamos, el acontecer cotidiano de una familia, los Salina, trasunto de la suya propia, pero con un siglo de anticipación, y sin que haya ritmo novelesco al uso, esto es, no hay una intriga ni modificaciones de los personajes, si no que lo importante son las reflexiones de ellos, fundamentalmente de D. Fabrizio, Príncipe de Salina, el propio Giuseppe de Lampedusa, sobre el devenir de los acontecimientos. Y lo hace con distanciamiento escéptico, irónico y crítico hacia una clase social que era la suya, pero con una gran clarividencia, capaz incluso de crear un género político, el <<gatopardismo>>, el «cambiar todo para que nada cambie», algo que desgraciadamente atraviesa la historia de la humanidad de forma transversal y reiterada, llegando irremediablemente hasta nuestros días. Incluso el propio Leonardo Sciascia, que en un primer momento criticó duramente la actitud ideológica del autor, posteriormente de una forma valiente admitiría que <<por desgracia, Lampedusa ha tenido razón y nosotros nos equivocamos>>.

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En cuanto a lo literario el estilo es brillante, el lenguaje, riquísimo, la penetración psicológica en la descripción de los diversos personaje, deslumbrante, a mi modo de ver su mayor acierto y el ritmo no decae en ningún momento, regalándonos disfrute continuo durante toda su lectura.

Y a pesar de todo ello, a pesar que Louis Aragón declarara que El Gatopardo es <<Una de las grandes novelas de este siglo, una de las grandes novelas de todos los tiempos, y tal vez…la única novela italiana>>, otro aspecto irónico habitual: en un primer momento, cuando el original fue enviado por el primo del autor, Lucio Piccolo, fue rechazado por editoriales aparentemente tan significativas como Einaudi o Mondadori. Solo dos años después, ya fallecido el autor, la agente literaria Elena Croce encontró casualmente una copia que había recibido y olvidado en un cajón. Admirada se la pasó a Giorgio Bassani que en aquel momento comenzaba a dirigir una linea de narrativa en la editorial Faltrinelli. Entusiasmado la editó, con prólogo propio, en noviembre de 1958. Año y medio después alcanzaba las cincuenta y dos ediciones, y cerca de un millón de ejemplares vendidos.

¿Injusticia?, ¿ignorancia?, ¿estulticia? Demasiado a menudo suceden estas cosas en la historia del arte, más sea como sea, lo importante es que ahora sí podemos disfrutar de la maravilla que significa, y tal día como hoy, veintitrés de julio, y sesenta y cinco años después de su muerte, podemos rendir un emocionado homenaje de admiración a Giuseppe Tomasi de Lampedusa, el auténtico Il Gattopardo.

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P.D.: Por favor, no dejen de leer también la otra obra citada en este comentario, la Suite Italiana, de Javier Reverte, de donde están sacados alguno de los datos mencionados.

domingo, 10 de julio de 2022

Parada discrecional: Bueño

A escasos nueve kilómetros del centro de la ciudad de Oviedo, en el vecino concejo de Ribera de Arriba, a los pies de la central térmica de Soto de Ribera (¡Ay, el carbón, cuanto daría para hablar! pero ese es otro tema) encontramos la hermosa localidad de Bueño.

Famoso por su paseo de los hórreos, exhibe posiblemente la mayor concentración de estos singulares elementos etnográficos y de sus compañeras las paneras. Unos cuarenta y siete se pueden contabilizar, así como una instalación museística al respecto, el Centro de Interpretación del Hórreo.

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Pero son más los aspectos destacables de este bello pueblo. En lo arquitectónico están la capilla de San Juan de Mata, pequeña construcción de estilo popular datada en 1752, la Escuela de Niños Graciano Sela, construida en 1928 y que en la actualidad es Casa de Cultura, y el Palacio de los Prieto, casona del siglo XVIII, ligada a la familia del filántropo Carlos Prieto, familia por cierto de muy amplias connotaciones musicales, y hoy de propiedad municipal.

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Además este idílico lugar, pleno de tranquilidad, de amplias y muy llanas praderías, donde se respira sosiego, con una población que no sobrepasa los ciento cincuenta habitantes, es admirable por su destacada actividad cultural. Una activísima Asociación Cultural de Bueño organiza regularmente un ciclo internacional de jazz al aire libre, un concurso de Pintura al Aire Libre, así como otras exposiciones, ciclo de Cine al Aire Libre, Noche de fado y poesía, ciclos de conferencias, excursiones y otras muy variadas actividades.

Por todo lo anterior fue más que justa la concesión en 2012 del premio Pueblo Ejemplar de Asturias, otorgado por la Fundación Princesa de Asturias.

También por todo ello consideramos más que recomendable una visita a este idílico lugar. Pasear por sus caminos regala sosiego.

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Y como los asturianos no entendemos ninguna actividad cultural o turística que no tenga su correlato gastronómico, es de mención el restaurante El balcón de Bueño. Instalado en una casona que se integra perfectamente en el entorno, con una preciosa decoración interior en sus dos pisos, en el inferior reproduce también el ambiente de bar-tienda que tan popular fue en los pueblos asturianos. La cocina es de una gran calidad, que podíamos denominar clásica con toques de creación, y siempre con gran delicadeza en la presentación de los platos, decorados con flores. El trato es de una amabilidad y detalle francamente encomiables.

Con todas estas razones, ¿quien no se va a animar a visitar Bueño? Seguro que me agradecerán el consejo.