martes, 1 de diciembre de 2009

EL RINCÓN DE LA MÚSICA


En ocasiones, en este mundo traidor donde casi nada es verdad y casi todo es mentira, el oyente debe refugiarse en su particular jardín de Epicuro para poder recuperar fuerzas para continuar batallando (eso sí, con poco éxito) contra esa hidra de 700.000 cabezas que es el podrido sistema.

Y allí en el jardín hay un rincón especial, donde el césped es más mullido, donde el sol es más tibio, la luz más nítida y las plantas más fragantes. Es el rincón de la música.

En ese rincón el oyente tiene múltiples amigos, y con ellos practica otro de sus pasatiempos favoritos, la charla serena, sosegada y respetuosa, la tertulia. Con esos amigos, ancianos como él, algunos con siglos en sus barbas, hoy disfrutó del placer de la compañía.

Allí Mozart, con su imaginación chispeante, pero que sabe exponer en melodioso y concordante orden, le contó su cuarteto para piano y cuerdas KV 478. Estuvo autoritario en principio, en ocasiones fortissimo, pero sin abandonar la ternura, y acabó, como suele ser habitual en él, desbordante de vitalidad y alegría melodiosa.

También intervino Schumman, como siempre apasionado, atormentado, con su cuarteto para piano y cuerdas, op. 47. Se dice que su música busca explicar aquello que no se logra con palabras. Posiblemente en esta ocasión también lo consigue.

Y, ¡como no!, Mahler algo tenía que decir, y lo dijo. En esta ocasión, el joven Mahaler, con su cuarteto para piano y cuerdas escrito a la edad de 16 añitos, en la que respeta el clasicismo pero ya nos anuncia su futuro rompedor.

Pero todas estas maravillas no quisieron contarlas ellos directamente, y eso fue lo mejor, sino que quisieron hacerlo a través de María Ovín Carrera, Jesús Rodríguez González, Gabriel Ureña Hevia y Manuel Cabo González, componiendo el Cuarteto Clásico de Oviedo, y así cuando contempla como tan provectos sabios conversan atinadamente con tan laboriosos jóvenes, como se entienden en el esfuerzo por la perfección de la forma y del sentimiento, el oyente siente renacer su fuerza, su ilusión y su esperanza.

¡Ah, el rincón de la música!. Nunca el oyente se sintió tan libre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario